En lo más espeso
del bosque donde los frondosos árboles extendían sus ramas y los altos bambúes
crecían, corría un arroyuelo de límpidas aguas. Aunque el sitio era apacible y
fresco, ningún animal se aventuraba ahí, sabían que tras el ramaje estaba la
caverna del gran tigre, del Rey de la
Selva , del tiránico señor de los bosques.
El enorme tigre se alzó
pausadamente y abriéndose paso, entre el ramaje que obstruía la entrada de su
cueva se internó en el bosque. Al cabo de una hora se encontró frente a un gran
claro rodeado de pinos en cuyo centro había una laguna. El Rey de la Selva se agazapó tras un
árbol, era media noche y esperaba que algún animal viniese a saciar su sed.
Pasó un rato... de pronto en medio del silencio de la noche oyó un rugido y vió
una larga pantera negra que se acercaba.
Se miraron... un
nubarrón obscureció la luna, y durante diez terribles segundos sólo se oyeron
los gruñidos y el jadeo de la lucha. Pronto se disipó el nubarrón y la luna
iluminó una espantosa escena. La pantera yacía al borde de la laguna, los
crueles ojos abiertos todavía y agitando su larga cola como una víbora. Con una
garra sobre su pecho y la otra levantada para ultimar la pantera, estaba el
tigre, excitado hasta el frenesí por el olor a sangre... y ocurrió una cosa
extraña, nunca vista... del negro ramaje partió algo brillante, una flecha, la
primera que al hundirse en un tronco de árbol paralizó a la fiera con la
sorpresa de lo inesperado... El Rey de la Selva olfateó a su alrededor, agachó la pesada
cabeza y volvió lentamente a su guarida, penetró en el rincón más obscuro y
pronto estuvo profundamente dormido... Amanecía, los rayos del sol penetraron
oblicuamente en la cueva del Rey de la
Selva ; éste oyó de pronto ruido fuera... ¿Quién era el audaz que
se aventuraba en su dominios?... Se irguió pesadamente e iba a saltar cuando
por segunda vez una larga flecha relampagueó ante sus ojos y vino a enterrarse
en su rayado pelaje! El tigre lanzó un fuerte rugido y vió en la entrada de la
caverna la silueta extraña de su adversario. Era un ser débil, pequeño,
envuelto en una sangrienta piel negra-un hombre!
El Rey de la Selva se agazapó, fijó su feroz mirada en el
intruso, reunió sus fuerzas, y saltó. Diez pasos separaban a los adversarios,
otra flecha se hundió en el ancho pecho del Rey de la Selva , quien lanzó un
terrible rugido: el rugido de la fiera vencida. Y cayó... sangriento cadáver, a
los pies del hombre...
Jorge Luis Borges
(El rey de la selva - Publicación escolar - Buenos Aires -
1912)
_______________________________________________________________________________
_______________________________________________________________________________
Aclaraciones
De reproducción facsimilar, firmado “Nemo”, en Una Biografía en imágenes. Borges de
Alejandro Vaccaro. Hay otras dos ediciones. En Voz de Borges de
Waldermar Verdugo-Fuentes, Editorial Offset, 1986. En Todo Borges, Revista Gente Atlántida, 1977.
Libro
Alejando Vaccaro, Una biografía en imágenes. Borges, Ediciones B Argentina, Buenos
Aires, 2005. Primera edición. 181 páginas. Dimensiones 25,5 x 20,2 cm .
Links